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“Es importante saber de qué pasta estamos hechos para no desviarnos de nuestro camino como profesionales”

La tristeza, la inseguridad, la soledad, la vergüenza y una autoestima baja son algunos de los sentimientos más habituales de la vida personal que afectan al campo profesional. Saber afrontarlos para que no condicionen en sentido negativo la vida laboral o empresarial es el campo de actuación de la Terapia de Aceptación y Compromiso, encuadrada en las llamadas Terapias de Tercera Generación.

 

Marta Vega Campos, docente y psicóloga, abundó sobre esta herramienta psicológica en una conferencia, que impartió dentro de las actividades del 46º Curso de CEMIDE bajo el título ‘Act at work: Terapia de Aceptación y Compromiso aplicada al contexto del trabajo en las organizaciones’.

 

Marta Vega es experta en el análisis funcional de la conducta humana, especialista en Terapias Contextuales o las llamadas Terapias de Tercera Generación. Para ella, la Terapia de Aceptación y Compromiso, aplicada a las organizaciones, ofrece herramientas competentes y con una base científica avalada “para saber lo que somos y sentimos y también para predecir cuál será nuestro comportamiento”.

 

“Las organizaciones están hechas por personas –afirma-. A veces hay barreras psicológicas que nos desvían del camino como profesionales. Por ello es importante saber de qué pasta estamos hechos y cómo relacionarnos para actuar en la dirección que queremos”.

 

De su experiencia como terapeuta clínica afirmó haber constatado el gran número de personas interesadas en esta disciplina “simplemente porque no tienen clara su carrera profesional y no se concentran o se sienten inseguros”. La clave, según manifiesta, es asumir esas inseguridades y sentimientos negativos, sobrellevarlos y no permitir que condicionen la toma de decisiones en la dirección deseada.

 

“La raíz es que vivimos en una sociedad que, desde pequeños, nos enseña que la inseguridad y el miedo se producen porque algo falla en nuestra cabeza cuando realmente son parte de nuestra condición como seres humanos. Todos tenemos miedos y dudas y con estas terapias de Tercera Generación enseñamos cómo afrontar esta situación. Generar múltiples estrategias para eliminar estos pensamientos que nos duelen, cuando son parte de nosotros, es imposible. Lo que hay que hacer es generar un contexto para que la conducta, las decisiones, vayan en el sentido deseado. Es increíble cómo se puede aumentar el rendimiento con lo que se aprende”, asegura.

 

Las terapias pueden ser individuales o a nivel grupal. Hay que identificar cuál es el problema, primero a nivel individual, ya sean empleados, ya directivos, antes de encaminarse a estrategias de grupo. En este contexto, “se aprende a estar centrado en lo que se hace, lo que es importante; a no dejarse llevar por el miedo; a aumentar la calidad de vida. No se trata solo de aumentar el rendimiento sino de darle un sentido a lo que se hace”, explica.

 

Vega Campos marca las diferencias con clichés sociales y otro tipo de disciplinas como el coaching. Ella rechaza que se asocien inseguridades y miedos con problemas mentales, al tiempo de defiende la terapia que practica porque no pretende eliminar como otras estos sentimientos, aunque sí impedir que condicionen la toma de decisiones.

 

“Al psicólogo se le asimila con el trastorno mental –dice-, pero realmente ofrece una oportunidad enorme de hacer ver que la inseguridad es algo propio de todo ser humano. Yo nunca digo a nadie qué es lo que tiene que hacer en su trabajo, sino que mediante ejercicios hago que identifique sus problemas para después mostrar cómo sobrellevarlos y relacionarlos de forma distinta”.

 

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